En el comienzo de "Las Olas" Virginia Woolf nos presenta a sus personajes ante un paiseje de los que llamamos idílicos:
La luz incidió en los árboles del jardín, y dio transparencia a una hoja. Y luego a otra. Un pájaro gorjeó alto. Hubo una pausa. Otro pájaro gorjeó más bajo. El sol dio relieve a los muros de la casa, y se posó como la punta de un abanico cerrado en una blanca persiana, dejando una azul huella digital de sombró bajo la hoja junto a la ventana del dormitorio. La persiana se movió lentamente,Toda esta explosión de percepciones ha sido provocada por este amanecer y por la actitud receptiva y expresiva a la vez de los personajes que en ese jardín se encuetran.
pero dentro todo era penumbra sin sustancia. Fuera, cantaban los pájaros su melodía vacía.
«Veo un aro que pende sobre mí», dijo Bernard. «El aro vibra y pende de un lazo de luz.»
«Veo una tajada de pálido amarillo», dijo Susan, «que crece y se aleja al encuentro de la raya de púrpura.»
«Oigo el sonido», dijo Rhoda, «de canto barato en gorjeo, canto barato, que se eleva y baja.»
«Veo un globo», dijo Neville, «que cuelga en el aire, en vertical caída, contra las inmensas laderas de una colina que no sé.»
«Veo una borla carmesí», dijo Jinny, «entreverada de hebras de oro.»
«Oigo un patear», dijo Louis. «Hay un gran animal con una pata encadenada. Patea, patea, patea.»
«Mira la telaraña, en el ángulo del balcón », dijo Bernard. «Tiene cuentas de agua, gotas blancas de luz.»
«Las hojas se amontonan alrededor de la ventana, como orejas puntiagudas», dijo Susan.
«Una sombra se proyecta en el sendero», dijo Louis, «como un codo en flexión.»
«Islas de luz flotan sobre el césped', dijo Rhoda.
«Caen a través de los árboles.» «Los ojos de los pájaros destellan en los túneles formados por las hojas», dijo Neville. «Vello corto y duro cubre los tallos», dijo Jinny, «y en ellos se han pegado gotas de agua.»
«Una oruga está enroscada formando un aro verde», dijo Susan, «y sus pies parecen unas muescas redondeadas.»
«El caracol de cáscara gris cruzaarrastrándose el sendero, y deja las briznas aplastadas detrás», dijo Rhoda.
«Y ardientes destellos nacidos en los cristales de las ventanas rebrillan y se apagan en el césped», dijo Louis.
«Las piedras son frías, bajo mis pies», dijo Neville. «Las siento una a una, redondas o puntiagudas.»
«Me arde el dorso de las manos», dijo Jinny, «pero el rocío me ha puesto las palmas pegajosas y húmedas.»
«Ahora el gallo canta como un chorro de agua dura y roja en la blanca marea», dijo Bernard.
«Los pájaros cantan alto y bajo, callan y cantan, a nuestro alrededor», dijo Susan.
«El animal patea; patea el elefante con la pata encadenada; el gran bruto en la playa patea», dijo Louis.
«Mira la casa», dijo Jinny, «con las persianas blancas en todas las ventanas.»
«Agua fría comienza a manar del grifo del fregadero», dijo Rhoda, «sobre el cuenco con pescadilla.»
«Rajas de oro rajan los muros», dijo Bernard, «y hay sombras de hojas, azules y en forma de dedos, bajo las ventanas.»
Como las percepciones nos llegan a través de los sentidos va a ser fácil que adoptemos esa postura receptiva ante el paisaje de la imagen y que nos desdoblemos en diferentes personajes que lo van percibiendo y expresando sus impresiones. Con los cinco sentidos mejor que con uno solo. Ponemos a prueba nuestros receptores sensoriales: vista oído, gusto, tacto, olfato.
Si optas por un artículo en tu blog escoge el paisaje a tu gusto. Y si esta imagen no te inspira puedes hacer una descripción de otro lugar y evocarlo con los cinco sentidos, igualmente. Te aporto el ejemplo de Virginia Woolf. Lo demás, eres tú.
Virginia Woolf es mi escritora favorita. Su lectura es como meterse de lleno en la mente, en la suya y en la nuestra, es algo muy intenso, difícil de explicar. Hay que leerlo.
ResponderEliminarSENTIDO Y VIDA
ResponderEliminarLuces en llamas provocan el rojo cielo de mis pasiones,
La lluvia sobre mis ojos se mezclan con la sal de ese azul profundo que completa una vez mas el néctar de tus besos.
Los dedos de mis pies se enredan con la arena y mis manos quisieran atrapar el bizarro viento.
A veces siento el perfume de las olas y el sonido de las caracolas en mis oidos.
Hoy es noche y siento,palpo,huelo la luna en mi recuerdo mas profundo junto a ti.
Para una urbanita ignorante como yo, que no sabe a que hora exacta se pone el sol,
ResponderEliminarparticipar como observadora pasiva en el juego rutinario
de la naturaleza,
contemplar como se despide el día
con el ocaso en llamas,
mirarlo con la perspectiva de kilómetros de visual,
es un espectáculo mágico.
O ver crecer el amanecer
como un velado telón plateado,
hasta que, súbitamente, es asaltado por un pálido rayo de sol
creando un juego de luces fascinante
y enternecedor,
por que se tiene la certeza de que siempre ha sido así,
y así seguirá siendo por siempre.
Dejarse envolver por el manto de un crepúsculo calmo
dejando que las horas sigan su curso
hasta no divisar tu propia mano
puede ser curioso de mirar,
o excitante,
como en un parto en el que te ves involucrado
-inesperado espectador-
sabiendo que no te está dada la participación.
Domesticar las emociones que nacen primarias y ancestrales
para no sentirse ínfimo,
para no lacerar la parte oculta, íntima,
de lo que llamamos conciencia.
-si no me diera pudor, lo llamaría alma-
"Las Olas" es uno de mis libros favoritos, me pasé años hechizada por la poesía que contenía
ResponderEliminarVienen, van, y se dejan oír... y se siente la cadencia eterna y misteriosa de su movimiento, golpeando en la orilla, mientras la arena parece vestirse de arco iris en uno y otro rincón de la playa...
ResponderEliminarY se envuelve mi cuerpo en velo bruma y húmeda me estremezco y siento frío hasta que un rayo intenso de calor atraviesa la más espesa de las nubes y calienta poco a poco mi cuerpo vestido sólo de brisa marina...
"En la playa..."
Del Poemario "Sentires" (inédito).
un abrazo. Sandra Gutiérrez
Seda
Yulen Ramos Pérez
ResponderEliminarLos colores se intensificaron. Los rojos se volvieron sanguinolentos, los azules motearon en pequeñas lagunas de cristal, los grises descosieron el cielo, los verdes mutaron a un tono cetrino, el marrón se secó y el blanco engulló al negro.
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Magnífico verde que salta a la vista!
ResponderEliminarGlorioso azul del cielo!
Amarillo anaranjado de las flores que aguardan la vista de cualquier dolor!
Suave olor a jazmín que pasa suavemente por mi nariz, y me transporta a un mundo dónde no hay preocupación.
Agradable brisa y blanda almohada de flores que me acarician y me hacen cosquillas.
Pájaros volando muy lejos, suave ruido de aleteo y silbidos.
Dulce gusto en mi boca. Gusto conocido, pero un gusto que no puedo identificar.
Ambiente paradisíaco. Mi pequeño mundo que me aleja y me transporta a lo más alto.
El Sol acariciaba con sus dorados hilos de seda el agua del mar cristalizada, el cielo se empezó a teñir de colores cálidos, y todo se quedó en silencio absoluto, se respiraba tranquilidad y armonía.
ResponderEliminarPoco a poco fue desapareciendo como un tren en el horizonte, arrebatando los colores que el mismo había dado al día, poco a poco la oscuridad se apoderaba del cielo, como un rey de su trono.
Yulen Ramos Pérez (Javier, gran parte del comentario anterior se ha omitido)
ResponderEliminarLos colores se intensificaron. Los rojos se volvieron sanguinolentos, los azules motearon en pequeñas lagunas de cristal, los grises descosieron el cielo, los verdes mutaron a un tono cetrino, el marrón se secó y el blanco engulló al negro.
"Veo las sombras de unos pétalos que pronto se marchitarán", dijo Violeta. "Las sombras, por ahora, disminuyen para convertirse en pequeños ramilletes de luz."
"La mañana huele a frambuesas", dijo Ian, "a nubes y a limón."
"La brisa arrastra lo que queda de lluvia en el ambiente", dijo Ángel. "Amarga como las lágrimas y dulce como una manzana de caramelo."
"La mariposa revolotea con brío", dijo Flavia. "Baila, canta y ríe para mí. Su danza ensimisma a cualquiera."
"La tierra se deshace en mis manos", dijo Gabriel. "Cae entre mis dedos formando pequeños montículos por donde las hormigas trepan en fila."
"Veo la lumbre avivada espiándome tras la puerta de la cocina", dijo Violeta. "Un solo fogonazo basta para repeler a todos los horrores."
"Las piedras me hablan con templanza", dijo Ian. "Me explican que un día su hogar olió a miedo quemado y que el agua las salvó."
"Los frutos maduros juegan a ver quién cae primero", dijo Ángel, "mientras la hojarasca se come los últimos tintes de sol."
"Los árboles más vetustos todavía gritan ateridos", dijo Flavia. "Aún recuerdan los viejos tiempos y sus noches en llamas."
"La brizna me cosquillea los pies", dijo Gabriel, "pues sabe que se ha hecho de noche y así se despide de mí."
Sergi Angel Vila
ResponderEliminarcomo sentir, pues, la quemazón de una noche estrellada ? notas la luna sobre la piel, desnuda y perlada de frias gotitas producidas por el roce de las hojas en la huida entre los campos, sientes la terrosa textura de la arena entre los dedos de los pies, que juguetean sin parar con las pobres hojas que luchan por crecer.
huelo la tierra húmeda bajo mis pies, pues huele a libertad salvaje, a bosque y selva, a furia descontrolada y pasividad captenida...
saboreo la luz de la luna, fresca y cristalina cual agua de manantial, que llena el cuerpo y destruye las sombras y las dudas del alma...
toco el aire limpio, que se retuerce entre mis manos desnudas y juguetea con mis cabellos
Joana Colomer Rosell
ResponderEliminarSientes arder el cruel frio de enero en tus mejillas, puedes oír el silencio y la calma que se respira las mañanas de invierno y cuando apenas ves el sol apareciendo lentamente por el horizonte piensas en toda la gente que duerme calentita en sus camas.
Puedes notar el suave y agradable tacto de los guantes en tus manos y de la caliente bufanda que roza tu cara mientras vas andando lentamente por la orilla del mar, respirando el salado aire y pensando en lo lejos que dejaste todo lo que antes era tu vida y sintiendo esa profunda y maravillosa sensación de libertad.
Bárbara Lázaro Cuadra
ResponderEliminarRozo mi mano por tu espalda y siento el calor de tu cuerpo.
Miro hacia mí alrededor y lo único que veo es paz interior.
Huelo el perfume de tu corbata dorada, y me produce un escalofrió que recorre mi cuerpo y hace que mis sentidos se agudicen y por fin escucho el latido de tu corazón, que sin estar muy lejos de mí, late a cien por hora. Te beso y el dulce sabor de tus labios hace que los míos se derritan por volverte a besar.
Toqué la libertad con la punta de los dedos. Era tersa y tibia, y se me escapó como el agua.
ResponderEliminarLa miré de reojo, bella como un tenue arcoíris y, de pronto, algo cerró mi ojo.
Olí su perfume. Quise hacerlo profundamente porque era perfecto, pero se desvaneció en el aire.
Su sabor tan equilibradamente dulce y suave… Intenté atraparlo para inundar el paladar.
Se cerró mi boca y se sellaron mis labios.
Que emocionante escuchar aquella melodía llena de silencio;
Pájaros, agua, aunque solo durara un segundo, antes de quedarme sordo, insensible, inmutable.
Miradas que se pierden en el cielo,
Desgastadas manos sin caricias,
Ocupados oídos sin música,
Demandantes paladares sin medidas.
Lavaderos sin perfume de aire puro.
Cielo estrellado, olor a noche, dulce susurro de silencio, tiernas caricias... Noche fría y larga, una luna apagada... El viento juega con mi pelo, el aire helado toca mis manos, aquellas mismas que abrazan tu cuello, el mar en silencio barre la arena, llevándose con sus olas los más malos recuerdos. Clara sensación de real felicidad.
ResponderEliminarDulce olor salado mezclado con tu perfume...
Paraje verde esperanza, humedad en el aire que entra en los pulmones, y un sol abrasador, mientras se perciben los sonidos del ganado pastando y los caballos relinchando. Los rumores de las personas exaltadas observando el paraje de su entorno,rodeados de pequeñas aldeas solitarias y con apenas una exhalación de vida en el estío. Contrastando con la aglomeración de masas de personas, al inicio de la época de los primeros copos de nieve. El valle de Arán pierde belleza en la época de frío y hielo, porque parte de la magia del lugar está vendida a la riqueza de quien lo visita.
ResponderEliminarPuedo ver el cielo oscuro e inundado de brillantes estrellas. Sobre la infinidad de estrellas resalta una gigante bola, la luna llena, la cual veo reflejada sobre un inmenso mar también oscuro. El viento gira en el cielo y canta, el olor de la arena nos abraza e impregna nuestro pelo de su fragancia. Pero el contraste de la luz de la luna en la noche hace que surjan emociones en nuestros ojos, ojos que admiran esta noche y este mar.
ResponderEliminarÓscar Rosales
ResponderEliminarLa brisa del mar acariciaba mi piel, la luz de la luna se intensificaba con su inmenso océano, la brisa arrastraba en ella aquel olor salado pero tan dulce de oler, y yo en la orilla besando tus labios con sabor a miel.
Sombras, ruidos, olores, diferentes superficies que hacen de este lugar, un lugar mágico. ¿Cuántos colores debe de tener? Pues no lo sé. Miles, quizá. Mil colores que llenan mis ojos. ¿Cuántos ruidos y ruiditos puedo oír? Muchos, hormiguitas, miles de insectos, las hojas al pasar el viento. ¿Cuántos olores? Van disminuyendo, se reducen a básicamente dos: su olor y el del bosque. ¿Cuántas superficies? Imagínate, todo un cuerpo. Y la mejor de la preguntas, ¿Cuántos sabores? Pues dime tú cuantos sabores puede tener una boca y luego te diré. El lugar, bien simple, cualquiera que puedas imaginar.
ResponderEliminarMúltiples sensaciones me llegan al ver esa casa tan bonita con grandes ventanas. Ese jardín verde primavera que invade la casa y desprende un agradable olor a montaña. La luz intensa que resplandece el paisaje. Esas hermosas rosas con un fuerte e dulce olor que compensa su intenso color. Ese tronco ancho y grande que acapara mi atención. La frescura que percibe mi cuerpo cada mañana gracias a esa suave temperatura al despertar.
ResponderEliminarSiento los cálidos rayos de sol en el rostro, mezclados con una brisa agradable, suave, refrescante. La temperatura es idílica, este perfecto y magnifico contraste me hacen sentir capaz de volar. Del fondo viene un intenso olor de perfumen de rosas, que mezclado con el aire pica de manera agradable en mi cara. Intento abrir los ojos, pero se que es un sueño, vivo en un paisaje utópico, y siento que ya no puedo despertar
ResponderEliminarEstaba harta de todo, sentía como la sangre corría por mis venas i me quemaba la piel, ya no veía solución a mis problemas y decidí enfrentar-me a ellos. Salí de la habitación de las cuales llevaba meses allí dentro, salí de la casa húmeda y fría en la que vivía y decidí correr sin parar y sin ningún rumbo fijo al que ir. De repente cuando ya llevaba más o menos una hora sin parar de correr me paré a contemplar el lugar al que había llegado, un lugar cálido, lleno de colores i vida, era lo mas parecido al paraíso.
ResponderEliminarLas hojas eran de un verde oscuro pero vivo, con una bonita forma y muy suaves dónde te encontrabas pequeños bichitos repugnantes que disfrutaban de ese precioso lugar. La luz que entraba des de los arboles grandes i verdosos, era muy brillante, llena de energía i que daba más luminosidad a ese lugar fantástico. Decidí sentarme en una roca que había y poder contemplar mejor ese lugar que nunca jamás había visto, la tierra fina, las hojas verdes, los grandes árboles, la luz del sol, la brisa fresca, los animales que pasaban corriendo por mi lado, ese olor a naturaleza, ese sonido de los pájaros que titubeaban mi oreja y ese sabor peculiar que yo sentía de felicidad y ganas de vivir… Era un lugar maravilloso del que no quería irme nunca, pero de repente me desperté, me vi echada en mi cama y mis lágrimas empezaron a brotar de mis ojos recorriendo mis mejillas i llegando a mis labios dejándome un sabor salado que aún me entristecía más, no podría creerme que ese lugar solo era un simple sueño.
Albert Orero
ResponderEliminarEs el mejor momento del día, en las mañanas de invierno. No lo cambiaría para nada. Al levantarme e ir a la cocina, me encuentro con esa brisa càlida que me atrae hacia su punto de origen. Ya lo veo de lejos y me lo imagino llamándome a gritos que vaya lo más rápido posible, que se está enfriando. Al llegar, mis manos se pegan a él como si fueran imanes. Noto su calor en mi piel, y su olor en mi ambiente. Lo levanto de donde está, y acercándomelo a la boca, y voy cerrando los ojos muy poco a poco. Ya está dentro, su gusto inconfundible se apodera de mi cuerpo y me hace soñar y volar hasta otro mundo lejos del que estoy. Bendito sea quién te trajo hasta aquí. Soy feliz gracias a ti, café.
La niebla era tan espesa que humedecía la piel. Solo se veía una luz al final del camino, y de vez en cuando se podía ver la luz de la luna entre las nubes grises. El sonido de los arboles moviéndose al ritmo del viento hacía estremecer al más valiente de los hombres. Pero el no, el restaba impasible masticando el chicle que unas horas antes sabía a menta. Empezó a andar dirección a la luz, el sonido de sus pasos producía un curioso eco que al final le hicieron girarse…el palpable ambiente pesado le estaba afectando. De repente, saltó, algo había rozado su pierna… nada, solo hierbas… Entonces vio la casa allí a 15 metros. Se acerco y empezó a oler a muerte, de repente oyó unos gritos y un disparo…
ResponderEliminarEntró y… no se supo nada más de Karl. De todos los sentidos…le faltó uno, el común.
Oriol Sala Hernandez
ResponderEliminarEn una fría noche de invierno donde un viento congelado parecía cortarme la piel de la cara, yo me apresuraba a andar por esas desiertas calles para llegar a casa donde poder romper ese frío que se había calado en mis finos huesos, tal vez con una taza de cremoso chocolate desecho que con su calor deshaga el hielo que llevo dentro
Oriol Pons Barrera
ResponderEliminarQuedan tan solo 2 horas, está a punto de comenzar ese inalcanzable sentimiento que recorre todo tu cuerpo al empezar el partido, esa jornada de liga que conmueve niños y adultos, pueblos y ciudades, que invita al disfrute a acomodarse en tu salón, a vivir una tarde de emociones, lujuria y pasión. El olor a hierba húmeda de los sábados por la tarde, de los domingos por la noche, en todo el país y en todo el mundo, recorre nuestros sentidos, clavándose en nuestras retinas y abriendo paso a todo aquél que desee este deporte ejemplar, la vida es fútbol señores.
La música penetró en mis oídos de forma magestuosa, haciendo que me recorriera un escalofrio por la espalda por su gran hermosura, se oía cada nota salir del mágico instrumento como un torrente de hormigas al salir de su nidó, siempre firme e inalterable que me hipnotizban y hacian que solo pudiera escuchar sin mover un músculo, pues parecía que un solo ruido sería como un insulto para aquella melodía que parecía ser tocada por un mismísimo ángel.
ResponderEliminarFinalmente la música cesó y el silencio invadió la sala haciendome recuperar lo noción del tiempo aunque aún con esa hermosa música rebotando en mis oídos de una forma incesante.
Blai Pineda
José González Azuaga
ResponderEliminarVeo reflejos renacer desde lo más profundo de su mirada, una lluvia de colores que deslumbran mi razón y me impiden comprender qué quiere decirme, con tan sinuosos parpadeos, casi detenidos un instante por una fuerza incomprensible que detiene el tiempo y me deja disfrutar como si fuera una eternidad de esa mirada. De esa verdad eterna que se esconde en el dicho de que "una mirada vale más que mil palabras".
Luz, más tarde oscuridad. Un conjunto que de manera homogénea me exaltan y me permiten gozar de tan intensa y a la vez tierna mirada.
Jordi Puigdmenech Cairol
ResponderEliminarEra un día mas de otoño, las hojas de los arboles caían lentamente a causa de la ventisca con aquel color rojizo suave, parecía que el paisaje estuviese dibujado, Era impactante, precioso, nosotros mirábamos por la ventana, al lado del fuego que reflectaba a sus bonitos ojos, mientras el bienvenido calor entraba a nuestros cuerpos. A fuera se veían las aves que empezaban a sentir el frio i se iban a lugares mas cálidos. En algunos prados se veían coches aparcados que debían ser de la amistosa i encantadora gente que busca las dulces y deliciosas castañas.
JORGE MORALEJA
ResponderEliminarDescripción de un paisaje con los cinco sentidos.
Un día de verano, donde el sol brillaba con una intensidad descomunal, mis ojos se
resistían con todas sus fuerzas a abrirse para ver esa luz tan potente, ya que eran las 12 del
mediodía y me acababa de levantar.
Hacia calor, debía hacer entre unos 25 y 35º, la piel me ardía, me toque la espalda y
note entre mis manos una suave calor que cada vez hacia que me notara más caliente la
palma de mi mano.
Entonces me fije entre mis ojos medio dormidos aún, en que el melocotonero tenía ya
frutos maduros, entonces me apresure a ir a buscar una fruta que tenía una pinta
impresionante,( ya que no había desayunado nada) entonces cogí una de las frutas más
bonitas que vi, mordí con una rapidez increíble y entre mis labios y encías note un liquido ácido
que me despertó la boca, y me hizo salivar sin parar.
Entre voces vecinales, ya que estaba pasando el fin de semana con mis padres en una
casa de campo que tenemos en una urbanización de todera.
Como iba diciendo oí la voz de los vecinos y entre esas voces, destaque la de mi padre,
y poco a poco, sentí que decía que se tenía que hacer la comida.
Me fui a duchar, y mientras me estaba secando el pelo, me vino un aroma como a
carne a la brasa y baje apresuradamente, y puse la mesa rápido para poder comer cuando
antes mejor.
Pd: A las 4 de la tarde nos fuimos para Sant Celoni donde quedé con mis amigos para ir
a echar unos futbolines.
Poema de J.R.J:
ResponderEliminarA veces un gusto amargo
Un olor malo, una rara
Luz, un tono desacorde,
Un contacto que desgana,
Como realidades fijas
Nuestros sentidos alcanzaran
Y nos parecen que son
La verdad no sospechada…
Este poema que aparece en mi libro de “Nada” creo que manifiesta perfectamente el sentido del titulo de esta redacción. Mediante las imágenes que nos ofrecen los sentidos podemos llegara entender la realidad.
Es por esto que he decidido poner en mi redacción este poema que, a parte de pegar muy bien con el tema, personalmente me gusta mucho.
Una noche de invierno tumbada en la cama, envuelta en una gruesa manta contigo y escuchando las gotitas de lluvia caer por el tejado,… el olor a ti, el gusto de tus besos…
ResponderEliminarAlba Arenas Miquel
ResponderEliminarNoto una brisa cálida que se cuela por mis dedos, me encuentro en un lugar maravilloso con el amanecer delante de mis ojos, en una playa de arena blanca y un mar cristalino donde se pueden apreciar los pequeños pececitos que van nadando por el inmenso mar interminable. Estoy con alguien que puede admirar el maravilloso lugar. Puedo acariciar la arena, las rocas, el mar y notar una sensación de libertad. Puedo oler el perfume de las olas y el gusto de un toque de sal al meterme dentro del agua. Es maravilloso, esa sensación de libertad y a la vez felicidad que me genera el lugar.
El aire fresco y húmedo roza mi cara pero un sol curioso que quiere salir me proporciona en mi rostro unos tímidos rayos de luz cálidos. Un olor a agua salada invadece mi fino olfacto. Las olas del mar chocan con fuerza en la rocas y pequeñas gotas de agua tocan mi cuerpo. Mis pies libres rozan con la arena fresca y cuando me acercó en el mar el agua les llega a mojar y entones una sensación de bienestar recorre entre mi cuerpo. Las gavinas grítan libremente y se adentran en el mar. Me siento en la arena y cierro mis ojos. Una inmensa soledad se apodera de mi cuerpo.
ResponderEliminarDe Vanesa Garcia Peris
ResponderEliminarAún recuerdo aquel momento. Parecía que no había nadie más en el mundo aparte de mi propia persona. Todo era tan perfecto...
Aquella brisa que hacia que mi pelo flotara libremente en medio de aquella inmensa playa.
Sentía como el aire se metía entre mis ropas, como invadía mi cuerpo y yo me tapaba, me sentía intimidada pero a la vez sentía una sensación muy agradable.
Mis ojos se clavaban en aquel precioso amanecer, aquel precioso sol que salia para ser visto. Mientras esto sucedía yo seguía siendo invadida por aquella brisa, brisa acompañada de una agradable olor, olor a fruta silvestre que hacia despertar en mi una cierta curiosidad y un gran apetito, y su olor era tan fuerte que sentía que las podía saborear, que en un momento u otro aparecerían en mi boca aquellas deseadas frutas...
¿De donde venia? ¿A donde iba? Yo solo recuerdo que estaba allí , aun no sé del todo que hacia en aquel lugar tan recóndito... Sólo sé que fue increíble y que aquella brisa, aquel oleaje tan realmente tranquilo y relajante para mis oídos me provocó un sueño profundo, y al despertar ya no estaba allí, pero todo aquello había sido real...
Por fin llegamos a nuestro esperado destino. Los rayos cálidos de sol y la intensa brisa marina se apoderan de mis cinco sentidos y provocan una extraña confusión emocional en mi cerebro. Ya no se qué está pasando, enloquezco de alegría y mis pupilas dilatadas no paran de contemplar tal situación difícilmente superable.
ResponderEliminarMe acerco a la orilla y dejo llevarme por la frescura escalofriante del agua. Con determinación me dispongo a zambullirme. Una ola me tambalea y noto el salado sabor en mis labios. Por fin es verano y disfruto de mis esperadas vacaciones.
Cerca del rio, dos ciegos se cuentan su vida. Uno contaba como imaginaba el mundo, la gente, los colores el día la noche…
ResponderEliminarEra feliz en su desconocimiento, nada le fallaba a la medida de su imaginación. El otro era melancólico. Recordaba como siendo todavía un crio de una pedrada perdió los dos ojos.
El había visto el mundo, había conocido el mar, el cielo, las flores, los pájaros, cuando todavía su enciso no podía sospesar del todo. Ahora, no veía nada.
Rio arriba, rio abajo, caminan los dos ciegos, se hacen compañía, se escuchan mutuamente. Uno imagina y sueña, el otro añora lo que conoce.
Cristina Borrull
A primera vista veo un libro fino, con pocas páginas.
ResponderEliminarEn la portada aparece una chica despeinada, que parece ser la protagonista del libro.
Sale la edición, 26ª Edición, el nombre del libro, el escritor, la editorial está en la colección de gran angular que aparece escrito en el lomo del libro y la palabra ''Alerta Roja'' en palabras, como indica el nombre, en rojo.
A continuación en la parte superior del libro en la derecha aparece el tema del libro.
En la contraportada, aparece la biografia del autor con la foto, el resumen del libro y al pie del libro el género del libro.
Vueleve a aparecer la colección del libro y nos vueleve a recordar la palabra ALERTA ROJA.
El color de la portada es blanco y el de la contraportada es rojo.
Cuando toco el libro, lo siente finito con pocas páginas para leer, paso las páginas siento como las páginas resbalan entre mis dedos.
Siento el libro como frío y húmedo y las páginas rugosas y de color blanco.
El olor del libro es viejo, como si ya tuviera muchos años, No destaco en ningún momento el olor a nuevo.
Cuando abro el libro escucho las páginas pasar.
Tamara Soria
ResponderEliminarUna suave brisa acaricia mi piel en una mañana de verano. Es inconfundible ese aroma que sabe a tranquilidad...me gustaría por un instante poder detener el mundo. Quisiera poder ser el dueño de todo lo que sentimos, tocamos, oímos, olemos...y así, al fin podré conseguir aquella felicidad inalcanzable para mí.
Júlia Alonso:
ResponderEliminarSutiles gotas me golpean y junto con un suave olor a mar vuelvo del mundo de los sueños. Las olas, antes templadas y serenas han desatado una terrible y brutal disputa. Envidio el vuelo de las gaviotas, amo el perpetuo e intenso azul del mar. Admiro ese aroma a paz y armonía que se respira en el horizonte, extraño la transparencia de esa mirada; la nitidez, la pureza de las aguas…
Cuando de entre las nubes grises y azules, los dorados rayos de Sol anaranjado cruzan de arriba abajo, impresionando mis pupilas, calentando mi cogote y mis hombros como una cálida caricia, entonces, en un silencio tan solo interrumpido por mis pasos mojados siento ese indescriptible y a la vez amargo olor a lluvia que me cautiva y me hace pensar cuan inexplicables son para mi las sensaciones que más paralizan mi sentir, esas que sólo recordamos cuando volvemos a experimentar, y por las cuales parece que el presente es contemplado como tal, como la belleza de la sucesión de los instantes inmóviles.
ResponderEliminariojupou`0o
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