Fíjate en este poema de Pedro Salinas. Qué intenso y profundo y a la vez qué simple de estructura. ¿Qué tenemos? Una declaración inicial de intenciones con una gran paradoja: Quería conocer tu alma y la tenías tan clara que esa misma claridad me impidió encontrarla. ¿Lo entiendes? Los sentimientos nos ciegan.
Luego el poema continúa de contraste en contraste, de malentendido en malentendido, de imagen en imagen (camino, puerta, escala, ...) Con dos claros movimientos, uno de búsqueda, otro de desencuentro.
Hasta que se llega al final, un final de desconsuelo eterno: "Me quedé para siempre, sentado en las vagas lindes de tu alma"
El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos A
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos. B
Preparé alta escala
-soñaba altos muros-
guardándote el alma-
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía
de franca que era,
entradas tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿Acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.
(De Presagios.)
Para nuestro poema colectivo vamos a amplificar la parte central del texto. Dejaremos su inicio y su final:
El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
...............
...............
...............
................
................
¿En dónde empezaba?
¿Acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.
Tan solo tenemos que aportar series de contrastes con esos dos movimientos que antes he comentado: la búsqueda y el desconsuelo. Movimiento A y movimiento B. Que yo sé que eres capaz. Espero tus aportaciones. Pocas veces podemos codearnos con un poema de esta intensidad. Este de Salinas es profundo, profundo. Sin concesiones. Un puntito cursi pero sin florituras. Reconociendo la imposibilidad de conectar plenamente con el otro.