Este sencillo poema de Antonio Machado evoca una comunión con el paisaje, con el Guadarrama, la sierra madrileña. Solo son dos estrofas con la típica estrofa machadiana (silva). ¿Y el contenido? Está distribuido entre ambas estrofas. En la primera una interrogación retórica y una visión lejana aunque amiga y personificada de la montaña. En la segunda una respuesta exaltada, cargada de plurales, y un deambular por el interior de paisaje.¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,
la sierra gris y blanca,
la sierra de mis tardes madrileñas
que yo veía en el azul pintada?
Por tus barrancos hondos
y por tus cumbres agrias,
mil Guadarramas y mil sones vienen
cabalgando conmigo, a tus entrañas.
¿Qué quiero que hagas? Quiero un poema con dos partes: Una será la pregunta, la otra la respuesta. En la primera habrá un paisaje familiar tratado con afecto, en la segunda nuestros sentimientos provocados por ese paisaje se han de desbordar. Si te atreves con las silvas mucho mejor pero eso ya no es imprescindible.
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Placeat mollitia doloribus ex nostrum omnis ducimus
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Tempore rem atque. Enim repudiandae. Quia ut eaque.
Hace 3 meses
Bacán.
ResponderEliminarSi puedes visita http://jc-noticiasdelinterior.blogspot.com/
Un abrazo.
¿Eres tu, amada mia,
ResponderEliminarque me acechas por la espalda,
llorando melancolia?
Eres tu, la que me da descanso.
Que calienta mi lecho
y me da substento.
La que tuviera el sol de tu mirada
ResponderEliminarcopyright Eduardo Dante Dall´Ara
La que tuviera el sol de tu mirada
una lúdica imagen de la vida
sobre el paisaje del camino entero,
y así en tu frente brillan
bordados de oro…
En una luna llena
casi como al descuido;
el hábito de la pasión lejana es plena;
y estás sola, en el rincón querido,
pendida a una pasión que es tan sublime:
como los difusos bajo el techo blanco
en el recuerdo, en el perfil del cuerpo
de las aves dormidas, o, en tu seno,
vago placer de rasos y de manos.
Es el aroma que en la noche tienes
es tu tibia presencia
que espera el paso promisorio, sabe,
y su canción , espera.
La melodía que invoca hasta la historia
de las astucias tímidas y vivas.
Si, te me alejas, joven dulce y sabia,
fresca como la brisa,
cuerpo sin mancha, porque portabas
la estirpe plena de la enredadera,
y entre tus piernas,
se forjó mi angustia con tu historia.
Si tú me vieras hoy con mis cansadas manos,
en el crisol del día,
de perseguir palabras encantadas
que siempre llevan signos para que los vieras.
Ven, yo te espero, clara como siempre,
como una resolana.
NUEVA YORK
ResponderEliminarLos pensamientos van y vienen,
corren como los carros amarillos de la ciudad
no tienen comienzo ni final.
Partidas sin llegada.
Carreras en círculo.
Cuadrados perfectos.
Arquitectura planificada sin control.
Pensamientos, sentimientos, sensaciones
escondidos entre muros de piedra,
detrás de iglesias antiguas
atraviesan construcciones relucientes,
viejas reliquias del pasado,
íconos del futuro.
Carreras del ir y venir.
La noche llega, con ella,
llega la risa, el placer no deseado,
el miedo a sentir, el hombre,
las caricias, los besos, las manos
recorren tus piernas,
se pierden entre tus senos,
llenan tus flores de agua,
tus poros de miel.
Te invaden, te prometen, se apropian
de tu derecho a sentir.
Regresa el miedo, el terror.
Se abre el túnel profundo de la mente
al dolor del recuerdo.
Negativas a sentir, a vivir.
Tu miedo se impone a la razón.
Pierde el sentimiento.
Gana la partida: el desencuentro.
Quedan,
el sabor amargo,
la burla del destino,
la espera por la comprensión,
la derrota de la esperanza.